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GENEROSOS AMIGOS QUE ME SIGUEN

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "ALAS AZULES"

Escuchen el mensaje de Bienvenida

jueves, 21 de julio de 2011

POR SIEMPRE AMIGOS

Los invito a escuchar el poema en la voz de su autora.


Doce años caminaron los mismos calendarios
más que una gran amistad, olía a parentesco;
comían y bebían de un pequeño salario
y ambos conocían, del otro, los secretos.

En tiempos de tristeza los dos se acompañaban,
compartían la vida con claro entendimiento;
sabían de memoria salir a la alborada
a ganar con trabajo la paz y el alimento.

Pero Ramón un día le dijo: “Compañero,
creo que la vida me está poniendo viejo…,
hoy me siento débil, me siento un poco enfermo,
me flaquean las fuerzas y me duele el tiempo”.

Hubo una mirada tan llena de silencios
como si de pronto el miedo vagara por la casa,
ambos se miraron con lágrimas de apremio
para decirse todo, tal vez…, con la mirada.

Ramón, al otro día, marchose en ambulancia
su amigo inseparable tras de ella corría,
Ramón quedó internado, su amigo lo esperaba
en la puerta del sanatorio…, y corrieron los días.

Ramón murió una tarde, sin saber que su amigo
lo seguía esperando desde el primer momento,
vencido de intemperie, añorando el abrigo
que su amo le diera por ser su compañero.

El amigo de Ramón, perro fiel y agradecido
aún duerme en la puerta del sanatorio nombrado,
Ramón murió hace tiempo y su perro querido
ya lleva tres meses…, que lo sigue esperando.


©2011Alma Mateos Taborda (princesa azul)  

martes, 12 de julio de 2011

A PARTIR DE HOY

Los invito a escuchar el poema en la voz de María Estela Muñoz (yaraby)


A partir de hoy, sólo voy a regalarte mi silencio,
la ordenación muda barriendo confidencias.
No volverás a saber qué día sueño
ni cuando enredo tus gestos de insolencia,
tus desaires,
tus mentiras,
tus ausencias.
No sabrás tampoco si te extraño…
Gastaré todo el tiempo de mi tiempo
en esconder mi sombra entre las sombras
para que no te des cuenta que te amo,
que me muero,
que te lloro,
 que te espero.
No desnudaré mi amor en tu memoria,
no mostraré mi soledad ni mis naufragios.
Descalza de tristeza el alma mía
esconderá las riberas de esta historia,
que no pudo terminar como quería.
Lo temía,
qué tristeza,
qué porfía.
A partir de hoy, sólo voy a regalarte mi silencio,
un diccionario ausente de palabras,
nunca sabrás lo mucho que te pienso
ni podrás reflejarte en mi mirada…
¡No podrás adivinar lo que se calla!
©2011Alma Mateos Taborda (princesa azul) 

viernes, 1 de julio de 2011

DE QUÉ SIRVEN LAS MANOS


Los invito a disfrutar del talento de Fausto de México que ha realizado este importante video del poema De qué sirven las manos, grabado en la voz de Alma Mateos Taborda (princesa azul)

  De qué sirven las manos, cuando de otras se alejan,
si no siembran ni sellan paz…, amor…, compromiso;
si de puro egoísmo suelen tornarse viejas,
sin querer a otras manos…, sin haber aprendido.


De qué sirven las manos…, si otras manos imploran
y no encuentran respuestas, porque solas están,
si reclaman ayuda…, si se sienten perdidas,
sin hallar otras manos que quieran ayudar.

De qué sirven, me digo, si teniendo caricias,
a otras manos heridas se niegan a curar;
si tan sólo se muestran plagadas de avaricia
y no saben acaso de solidaridad.

De qué sirven las manos, si otras manos perdidas,
necesitan de ayuda para abrirse camino
pero sólo indiferencia les asiste en la vida
y no encuentran respuestas a su amargo destino.

De qué sirven, me digo, si las manos que piden
no encuentran alimento, no se pueden saciar,
si las manos que tienen, se alejan, se prohíben,
por temor de que a ellas les pudiera faltar.

De qué sirven las manos, si no agitan pañuelos,
imitando palomas que conquisten el aire
en favor de ideales que se eleven al cielo,
que rediman al hombre…, y su equidad consagren.

De qué sirven, me digo, si se niegan a unirse
por un mundo maduro precursor de igualdad,
donde todas las manos unidas realicen
un concilio esperado por amor terrenal.

De qué sirven las manos, si ante el hambre del mundo,
otras manos esconden el dorado trigal
y se llenan de gozo, de sabores profundos,
mientras otras suplican un mendrugo de pan.

De qué sirven, me digo, si adolecen de amores,
que no sean los propios crudamente insaciables
y otras manos mendigas exhiben estertores
y derraman vencidas las secuelas del hambre.

De qué sirven las manos, si en un día cualquiera,
no se acercan a otras a ofrecer caridad,
si al dolor del que sufre le levantan fronteras
sin reparar siquiera que claman dignidad.

De qué sirven, me digo, si no rompen cadenas,
si precede a estas manos un rocío de hiel,
si se niegan pudiendo consentir en sus venas
y saber de igualdades, más allá de la piel.

De qué sirven las manos, que no saben ni entienden
el lenguaje de angustias que otras manos expresan;
si por pura avaricia, mezquindades pretenden
al borrar con su dicha, el dolor que otras dejan.

De qué sirven las manos, que comercian los frutos
y que nada comparten con las manos que siembran,
las que son la metáfora de los sueños de luto
y de todos los males en la faz de la tierra.

De qué sirven, me digo, si no elevan unidas
bajo un viento de fuerzas que estremezcan las calles,
las banderas amadas, las banderas queridas,
de equidades sociales que rediman y salven.

De que sirven las manos, de qué sirven me digo,
si carentes de amores a otras manos ignoran,
las que piden caricias, las que piden abrigo,
las que siempre están tristes, las que siempre están solas.

De qué sirven las manos…, de qué sirven, me digo.

              ©2011Alma Mateos Taborda (princesa azul)